Hoy no tenía ningún motivo concreto sobre el que hablar, así que he cogido una línea de una canción de Coldplay que tenía metida en la cabeza, la he traducido y la he puesto como título.
Hoy también, he estado en la peluquería, a ver qué me podía hacer para la puesta de bandas. El resultado ha sido un conjunto de trenzas que convergen en la parte de detrás de la cabeza, que atan el pelo sobrante hacia el lado derecho y luego éste transformado en tirabuzones. Quizás si estoy inspirada en la entrada del Viernes suba una foto (Viernes, porque el Jueves estaré todo el día ocupada; que no es que considere mi querido blog menos importante, pero bueno... en realidad sí, claro, ¿cómo no iba a ser mi escasa vida social más importante que mi blog?).
Querría ahora comentar, antes de ponerme a estudiar por fin hoy, un poco un videoclip: Princess of China, de Coldplay.
Sabía que existía, o que existiría, pero no sabía ni cuándo ni de qué manera. Pues bien, estaba hace un rato terminando de cenar cuando han empezado a hablar de él en las noticias y bueno, pues aquí estoy.
La verdad es que el vídeo en sí no lo entiendo mucho, ni esperaba, quiero decir, no suelen tener mucho sentido. El caso es que, como siempre, prefiero fijarme en los detallitos técnicos y esas cosas. Por ejemplo, Rihanna es un detalle técnico importante. Existe una versión en live de esta canción (aquí), que se oye fatal pero, a mí me tiene enamorada. Si Rihanna está muy bien y tal, pero creo que tendrían que haber grabado en estudio las dos versiones de la canción (Tiziano Ferro lo hace mucho en sus discos). Hasta ahí bien. El problema viene cuando la huésped tiene más protagonismo que el anfitrión, que sí, que suena lógico, pero que no.
Por otra parte, el ritmo de esta canción es fabuloso, especialmente cuando empieza a sonar la voz de Chris Martin (¿por qué será?). Creo que me gustaría incluso más si Chris caminara al mismo ritmo que... el ritmo de la canción (o sea, pum-paso, pum-paso, pum-paso).
La ambientación es bastante buena, los efectos son más bien malillos en referencia a los escenarios o los brazos de Vishnu.
Pero, no voy a negar la labor de Rihanna. Tiene una voz fabulosa, le da un toque interesante a la canción, y en cuanto al vídeo, la expresión de su cara que muta sutilmente es aún mejor. Buena intérprete.
Y para mí, el momento perfecto llega a partir del 1:54, cuando aparecen los dos juntos. En conjunto, ese enfrentamiento místico que tienen en contraposición al momento de derrumbamiento, sumisión, dolor, que se profesan, es lo mejor. De hecho, es un detalle magnífico, una cosa que a mí me ha gustado siempre, que no se miren a los ojos, ni siquiera a la cara, sino que cada uno mire fijamente a la boca del otro, especialmente ella. Genial.
Por último, comentar que me gusta el final, lo más intenso de la canción probablemente y lo que de la título a la entrada de hoy. Esa Princesa, con tintes de dominátrix, fría y calculadora, que engatusa al extranjero con sus movimientos sinuosos de baile oriental (con unas piernas de infarto y sin pizca de celulitis, todo hay que decirlo), y ese luchador encantado, que no hipnotizado del todo, en el sillón sentado, mirando muy atentamente. Doblemente genial.
Lo único malo (aparte de lo que he citado al principio), es que me falta algo al final, o habría cambiado las escenas de orden (primero el baile de cortejo y luego el duelo), no lo sé, me sabe a poco. Agradezco que no haya habido un beso en el momento de las "caricias", porque lo detesto. Soy más de sugerencia, la adoro. Cualquier cosa más allá de eso es pura demagogia barata.
Al final si va a resultar que me ha gustado y lo he entendido un poco (cómo me gusta hacer comentarios de texto, y de documentos gráficos).
~~
Suena: Nada.
Estoy: A punto de ponerme a estudiar Lengua (Literatura).
Sentencia: "Un solo enemigo puede hacer más daño que el bien que se puedan hacer diez amigos juntos", de Jonathan Swift. Ahí la lleváis.
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