O idioteces, como le gusta a la RAE llamarlo. Considero que la vida se compone de varios núcleos de idiotadas. Del Griego ἰδιώτης, que viene a designar a aquella persona sin habilidades especiales, ignorante, centrada en sus propios asuntos. El no que estaba muy comprometido con el Estado, vaya, y ya se sabe lo que eran los Griegos para la política. Actualmente, lo utilizamos con una connotación bastante más negativa.
Ohú, aún tengo que ponerme a hacer algo útil y ya estoy para el arrastre. Aunque creo que es lógico. Desde las siete y media que me levanté, he ido al instituto, aguantado estoicamente la última hora, que era de Historia, no echado la siesta, hecho el resto de exámenes de Francés, y salido de compras. Los exámenes bien, creo, espero. Las compras, fabulosas, aunque sólo he tenido 5 minutos antes de que el tío dijera que iba a cerrar. Y luego nos quejamos de cómo va el país... venga hombre.
Y esto es lo que he comprado. Mi hermana ya me había hablado de esa tienda (no es una tienda tan fabulosa como la de Needful things, de Stephen King), pero hasta que no la he visto hoy, no me lo podía ni imaginar. Una tienda de muebles sobre todo, pero que también vende miles (bueno, quizás "sólo" cientos) de libros y de DVDs, los cuales he visto cuando ya salía, de segunda mano. Con decir que estas dos maravillas me han costado sólo 1,50 €... es casi una ofensa, ofende que un libro se venda a ese precio, y más dos, y más siendo un clásico y un Stephen King (hala, qué categoría, como si fuera un buen cuadro). Digamos que el euro ha sido por el de Stephen King básicamente por lo gordo que es. Ya está.
Todos somos idiotas, porque llevamos una vida de idioteces, a veces hechas por nosotros, o hechas por los demás, pero lo mismo que los demás las hacen para nosotros, nosotros las hacemos para ellos, porque a nadie se le ocurre pensar que está solo en el mundo... salvo al idiota. Por ejemplo, los Simpson es idiotez tras idiotez. La tele en general está, últimamente, en el mismo plan. Y temo reconocer que Internet es tres cuartos de lo mismo (Cuánto cabrón es la más fehaciente de las pruebas). Pero es que viene a ser como el cuento del Rey Midas, ¿que convertía en oro todo lo que tocaba? Pues lo idiotas convertimos en idiotadas todo lo que tocamos. Así que no es de extrañar sea todo tan idiota, como esta entrada misma, los ejemplos que antes he puesto, y ahora mismo estoy pensando en los anuncios.
El caso es que hoy ha sido un día de esos de grandes alegrías. Digamos que ha comenzado con una de las novas medianas, luego con una supernova, y finalmente una nova. Que yo considere que son grandes sólo confirma lo triste que se ha vuelto mi vida últimamente. Aunque más bien tiene que ver con aquello que mencioné en la entrada Intensidad voltaica (último párrafo antes de las posdatas), los llamados "pequeños placeres de la vida". A veces tengo la sensación de que me centro demasiado en ellos, porque sólo hay un ámbito en mi vida: el estudio, y como necesito abstracción, cimento mi lugar de fuga en eso. Los pienso, los repienso, los imagino, fantaseo con ellos, hasta que tengo la suerte de topármelos de frente. Es simplemente fabuloso.
¿Y qué pasa cuando un idiota que hace idioteces se junta con otro idiota que también hace idioteces? ¿Y si estos dos se juntan con más?
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Suena: Yo no te pido la luna, de Sergio Dalma (en El número uno). Y yo que me he quedado sin ir al puto concierto por un fallo logístico... Dios, perdónamelo tú, porque lo que soy yo...
Estoy: Quizás me ponga a hacer deberes.
Sentencia: "Sólo un idiota puede ser totalmente feliz", de Vargas Llosa. Intelligenti pauca.