Bueno, pues aquí estoy. Hoy inauguro otro tipo de entradas: la entrada review-opinión. Creí que empezaría con el disco nuevo de John Mayer, pero necesito echarle un par de escuchas más para así poderle sacarle el máximo jugo.
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[ATENCIÓN: Esta entrada va a estar plagadita de spoilers, así que si no la has visto, pues como que es mejor que no la leas, si es que tienes intención de verla. Si no, pues léetela, pero yo ya he avisado.]
Pues empezamos. Resulta que anoche, mirando uno de estos Tumblr tan guays de imágenes con fondo guay y frases "filosóficas", fotos guays medio porno y gifs animados guays de películas, encontré este:
("No quiero ser una perdedora")
Enseguida se me antojó que la niña, ahora ya más mayorcita y actriz bastante consolidada, podía ser la de la película Pequeña Miss Sunshine, y no estando muy segura, googleé la frase y descubrí que, efectivamente, así era. La conocía, tenía una noción de su argumento pero no me había decidido a verla. Y quizás tampoco la habría visto hoy de no ser por dos motivos: el primero, el gif en sí. ¿Quién puede decirle que no a una niña con esas gafotas tras los que se ocultan unos ojos con lágrimas al borde, con ese labio inferior contraído por la pena, y con una frase semejante? Y en segundo lugar, porque la descargué bastante más fácil de lo que me esperaba (ya se sabe que, desde que cerró Megaupload, pues...). Así que me puse a verla esta noche.
En fin, detalles técnicos del tipo resumen de la historia, introducción de personajes y tal me los voy a saltar, porque entonces se me quedaría la entrada más largo de lo que tengo previsto; para dicha información, pinchad en el hipervínculo de más arriba). Pero sí quiero hacer hincapié en dos personajes que han sido los que más me han llamado la atención. En primer lugar, por aparecer también en primer lugar, Frank, el personaje de Steve Carell (actor que, cuanto más lo veo actuar, más me gusta). Estudioso empedernido de Proust, tan fracasado como el objeto de su estudio, que, a causa de un homosexual desengaño amoroso (y el consecuente desmoronamiento de su vida), intenta suicidarse. Bueno, es un personaje que, en sí, no tiene mucha importancia (pero, realmente, ninguno en la película lo tiene), pero por algún motivo, me ha enganchado. Es de destacar su evolución a lo largo de la historia, considerada por unos pocos, incluyéndome a mí misma, un poco tópica, pero si eso me afectara, no me gustaría ninguna película. La relación que establece con el segundo personaje que voy a comentar es, en mi opinión, de lo mejorcito, y no sabría explicar del todo por qué. Quizás porque ambos son los destinados a ser las almas marginadas e incomprendidas, pero como dicen por ahí, "estamos unidos en nuestra soledad". Dicho es su caso. El segundo es, efectivamente, Dwayne (joder, pensaba que se escribía Dwein mínimo). Un adolescente idolatrador de Nietzsche, que hace voto de silencio hasta conseguir su objetivo: ser piloto (o volar). Bueno, he de decir que ya había llorado en algún momento anterior, pero el que me ha hecho desatar el torrente acuoso, y es más, me ha roto por dentro, ha sido el de su descubrimiento del daltonismo, pero más allá, cuando sale corriendo y grita "¡Joder!" (me imagino que "Fuck!" en el original inglés). No es sólo por la ruptura de su voto (para romper el momento trágico, recordaros el mismo hecho en la película La vida de Brian), ni por ser esa palabra la primera que diga después de 9 meses de absoluto silencio, sino por... bueno, tampoco lo sé, pero me ha dolido realmente. Mencionar también el momentazo en que una del staff le pregunta si tiene autorización y le espeta un "no", y cuando sube a bailar a la pasarela... en fin. Otra evolución, muy similar a la de Frank.
(Uno de los momentos de humanidad de Dwayne antes de confesarse humano)
(Todos a una)
(Devastación)
(Y sin usar ni una palabra...)
La película está llena de momentos emotivos y para hacerle justicia, debería comentarla segundo a segundo. Además, empecé a tomar notas hacia la mitad así que... bueno.
Lo siguiente que me tocó la fibra fue la transición funeraria-concurso, centrada en el padre. Es, creo yo, el ejemplo perfecto de adultez inundada de madurez a la que nos vemos sometidos cuando tenemos alguien a nuestro cargo (hijos, generalmente). Y es que encontrarse en esa situación significa dejar de lado tus problemas, sentimientos, necesidades, descuidar tu espíritu en favor del de esa pequeña personita que requiere de cuidados. Así, este padre se ve obligado a despachar de la única manera posible a su fallecido padre, con el que había discutido horas antes, si bien habían tenido una medio-reconciliación, y volcarse de lleno en su Little Miss Sunshine.
Menudo certamen de "bellezas". La verdad es que no esperaba que la pequeña Olive llegara con su peculiaridad y venciera, desde luego, pero lo que no me esperaba es semejante desfase. He de decir que es realmente aberrante el espectáculo de muñequitas maquilladas y vestidas como pilinguis, exhibiéndose. ¿De verdad se hacen esas cosas? Joder. Pero vamos, que tampoco me extraña mucho, no es raro. Pero bueno, ¡que todas son iguales! ¿Y todos profesan tanta hipocresía como para acusar a la pobre Olive de bailar bailes de strippers? Perdón, entonces, pero no sabría decir cuál de las concursantes apunta más maneras.
Yo creía que la niña en sí tenía mucho más protagonismo, y me ha congratulado un poco que no sea así. Y si ningún personaje es el centro, todos los personajes son los que constituyen la película, lo cual está bastante bien, es de agradecer. Recuerda un poco a aquello de Ortega y Gasset: "la realidad viene a ser la unión de la perspectiva de cada uno y aun así, faltan". Uhm, me ha quedado un poco forzada la relación.
(El auténtico héroe)
(Conversación de "genios")
(Este hombre es la caña)
("Hostia, puta, la madre del señor, ¡ay, lo que hay ahí dentro!")
(Y no podría haber habido un mejor final: adiós, guarra)
¿Qué enseñanzas podemos extraer de esta película? Por ejemplo, que, como todo en la vida, lo importante es el camino, y no tanto el final. Fracasar no es el fin, igual que triunfar tampoco lo es. Sea cual sea el resultado, si hemos creído con fuerza en lo que intentamos, y si además hemos tenido a alguien que nos ha apoyado, pues chapeau. De todas maneras, Olive no se siente en ningún momento decepcionada, y es que apenas se entera de la misa la mitad. Además, cuando fracasamos, "nos moldeamos", como cita Frank a Proust. No es que sea necesario pasar penurias para sentirnos plenos y realizados, y para aprender, pero si vienen, vamos a tener una formación en la vida mucho más completa y valiosa, por no decir que los momentos felices serán mucho más apreciados. También he notado la ausencia de un final definido (siempre me pasa que noto en todas las películas detalles poco definidos, como el hecho de que la madre fume, la bancarrota que atraviesan y la discusión sobre divorcio que se plantea), pero, ¿no es la vida una película con final abierto? ¿Acaso nos enteramos de todo cuando ésta acaba? ¿Se entera el abuelo? No. Y de la misma manera, también constituye un concurso de belleza tras otro, como Dwayne dice. Inmediatamente, queda como tópica la relación, pero si lo pensamos, vemos que así es: en todos los ámbitos de nuestra vida estamos sometidos a juicio de otras personas, intentando no hacer el ridículo ante los espectadores, y compitiendo con personas que, o bien están mucho más preparadas que nosotros, o bien están muy bien disfrazadas. El problema es que esos concursos no suelen solucionarse con un baile controvertido acompañado de nuestros seres queridos, y que además traen graves consecuencias, pero la vida es básicamente eso. Sólo es cuestión de acostumbrarse y aprender a salir de esas situaciones de la mejor manera posible.
En fin, no he entrado mucho en detalles del trasfondo moral porque tendría que ponerme a pensarla como cuando hago un comentario de texto, y no tengo tantas ganas de hacerlo (además, ya lo ha hecho alguien por mí aquí). Además, no soy partidaria de leer opiniones ajenas porque terminan influyendo en las mías, lo cual no es malo, pero por contra, soy partidaria de las cosas puras, como pueden ser mis escritos o mis opiniones en cuanto a... cosas. Vamos, que podría haberlo hecho, pero entonces jamás habría escrito nada realmente.
P.D.: Las imágenes proceden de momentos que me han parecido bonitos, dignos de inmortalizar, así que atentos.
P.D.2: Sí, a mí también me sonaba a horrores el tío de la camiseta de Dwayne, y ni es Nietszche, ni es un presidente norteamericano. Es esto:
P.D.3: Ahora que lo recuerdo... ¿era un alumno de quien se había enamorado Frank? Oh, eso se parece al tío de la novela de Nabokov terriblemente (aunque ya seamos todos mayorcitos).
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Suena: El show de Garfield.
Estoy: A punto de irme a la cama.
Sentencia: "El fracaso es, a veces, más fructífero que el éxito", de Henry Ford (sí, el dueño de la casa automovilística Ford. Si él lo dijo, no hay más que hablar).
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