Odio a muerte a las lolitas del tipo Nabokov. Aún no he terminado el libro. La de la cabecera no soy yo. Esto no es un cursi-blog, ni un diario, es mi liblog...

23 jun 2012

Metafisicismo

Pues nada, aquí estoy de nuevo, por fin, eventually, como lo queráis decir. Estoy aún cansada después de Selectividad, medio tontita por la cerveza y conmocionada por todo. Sinceramente, creo que el ser humano no está preparado para el sentimentalismo del que viene haciendo acopio desde que los primeros hombres empezaron a enterrar a sus muertos por creencias religiosas.

La Selectividad, bueno, podría hacer un resumen pormenorizado, pero no me apetece mucho. Sólo decir que me ha salido de la mejor manera posible, que si algo sale mal las reclamaciones van a ir directamente a mis profesores de Bachillerato y que sinceramente, espero muy buenos resultados. Si no, pues me sentiré fatal, para qué voy a negarlo, pero no creo.

Se avecina una semana de cambios (bueno, se avecina un futuro de cambios, en general, pero una semana en particular). Si todo va según lo previsto, iré informando, porque no hay nada más triste que decir de hacer algo y que luego no se haga. O eso pienso.

El caso es que mientras, lo que queda de semana, me toca descansar y pensar un poco. Descansar es más o menos fácil. Lo difícil es pensar sin volverme loca. Lo primero, es que no soy capaz de pensar a largo plazo, y lo segundo, es que pensar en esta etapa de finales y cambios, supone un estado de abstracción y metafisicismo que, como he dicho antes, no aguanto.

Sólo apuntar un par de cosas. Decir que llegar aquí no ha sido fácil, como todos sabemos, aunque me repatee que haya personas para las que sí y se las den de víctimas (y, lo siento, pero me creo en el divino derecho de no considerarme como tal). De hecho, llegar sólo significa estar de cuerpo presente (algunos, con algún miembro de menos, como por ejemplo, una mano. Yo tuve la suerte de descubrir el año pasado unos bolígrafos con los que escribía a la velocidad de la luz sin dolerme nada de nada), porque si tuviéramos que mantener nuestra espiritualidad intacta para llegar al final, está claro que ninguno llegaríamos. Por eso, sacrificando ésta, es decir, liberándonos de ese aspecto que damos por hecho en todo lo llamado "ser humano", somos capaces de acabar con mayor o menor éxito nuestras empresas. Yo, por mi parte, y por la de alguna persona más que me lo ha confirmado, me he dedicado a respirar (por ser una necesidad estrictamente fisiológica) y a caminar. Por suerte, en ningún momento de mi vida han llegado a faltarme fuerzas para caminar. Y caminando siempre se avanza. Caminar a pesar de todo es lo importante.

Después del trance, la espiritualidad vuelve, magullada o no, y se recompone, pero sí es clara una cosa: si bien se gana al llegar al final del camino, también se pierde. Es más. Diría que a veces estamos tan centrados en conseguir el objetivo que nos hemos propuesto que ni siquiera apreciamos el perjuicio que ello ha costado, lo que viene a demostrar que ganar no siempre es ganar, sino perder. Y lo cierto es que en todo lo que hacemos, terminamos perdiendo algo, que quizás no se note mucho: un sentimiento, una idea, una emoción, alientos no tangibles que forman parte de nosotros y que, o son eliminados cual apéndices.

Y también se pierden cosas, o personas, aunque a mí me dan más pena las cosas (ja, ja, ja). Si nos obsesionamos en nuestra meta, podemos volvernos demasiado egoístas y descuidar a todos los demás. En ese caso, es culpa nuestra. Sin embargo, hay otros casos en que esas situaciones nos valen para probar la fidelidad de nuestros compañeros. En fin, valgan o no valgan, me inclino por dos sentencias: que nadie es imprescindible y que estamos más de siete mil millones de personas en el mundo.

Pero, al igual que el frío puede verse como la ausencia de calor, la pérdida puede verse como la consecución. Quizás esos vacíos no se han llenado inmediatamente, pero tanto si lo han hecho como si no, bienvenidos sean.

En cualquier caso, y en resumen: el final no lo es todo, sino disfrutar también de la carrera; y que todo y todos han sido parte de la etapa finalizada. Por eso, me olvido de rencores y doy gracias. Soy mejor o peor persona, más fuerte o más débil, más confiada o más escéptica, sin que lo bueno sea tan bueno ni lo malo sea tan malo. Soy y estoy. Suficiente.

P.D.: Cada vez queda menos para mi megahipersupermagnífica entrada review-opinión de Born and Raised (de hecho, las notas ya me desbordan), pero estoy cansada y lo más probable es que me vaya a leer y dormir. Sí, así es como va mi noche de San Juan este año.

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Suena: Cigarettes and chocolate milk, de Rufus Wainright.
Estoy: Reflexionando, ¿no se nota?
Sentencia: "Caminante no hay camino, se hace camino al andar", verso de Machado (Antonio, no el hermano).

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