Vaya, para un día en el que tenía cosas para escribir, voy, y no puedo. Pero no importa, porque todas las ideas que tengo, las apunto. Por ejemplo, el título de este post. Se me vino a la cabeza estando ya acostada, intentando dormir (porque a pesar de estar cansada física y mentalmente, el sueño es una cosa que escasea en mi familia paterna por genética, y asumo que el cansancio es como la sed, que una vez sobrepasado el límite, no lo notas). No tenía ganas de escribir sobre la "soledad" hoy pero se acaba de acentuar ahora mismo.
Siento que, al final, los momentos más duros los pasas solo, o bien porque estás solo realmente (en mi caso, vivo sola la mitad de la semana), o bien porque eres un incomprendido o no hay nadie lo suficientemente dentro de tu corazón como para considerar que tienes alguien en el mundo. Por una parte es malo, por todos es sabidos que estar solo y necesitar de "algo" (que no necesariamente "alguien"), no es una situación agradable, y puede degenerar en resentimiento, introversión, egoísmo en los casos más extremos... pero, por otra, es adaptarse, y si los momentos duros nos ayudan a madurar, y después a crecer, y después a aprender, y después a reflexionar, los momentos duros y en soledad, hace el doble de efecto, simplemente. Soy de las que piensan que la única persona imprescindible en la vida es una madre, y porque es la que te pare, porque, en mi caso, sí es verdad que resulta mi mayor confidente, pero entiendo que no siempre es así. Aparte de eso, las demás personas son sólo "adornos", personas que pueden no estar por muy diversos motivos. Así, aprender a hacerse uno mismo sobre los cimientos, ruinas o cenizas de uno mismo, es lo más útil. Aquello nos permite gozar más de las agradables compañías que podemos encontrar.
Y eso era. Ayer, mis exámenes bien, por cierto, bastante bien, creo. Ayer pasé por muchos estados: hastío, hartura, pena, emoción, alegría inmensa, cansancio, y un largo etc. que no sabría concretar con palabras. A veces la fatiga física no es lo que más cansa a uno. La fatiga mental, que no es tan inmediata sino a largo plazo, es algo que tampoco se manifiesta, pero cuya pesada presencia se siente. Y no sólo las cosas malas que nos afectan sentimentalmente hablando cansan, sino también las extremadamente buenas. La humanidad, o no, todo lo contrario, la "perfección" que algunas personas son capaces de mostrar en determinados momentos de nuestras vidas, duele. Duele que existan los buenos sentimientos, y duele encontrarlos. Experimentarlos no, realmente, porque tengo pocos la verdad, pero cuando tengo un arrebato de humanidad, me sienta bien (probablemente se me estira el cutis y todo). Como decía, duele encontrarlos, como debe doler encontrar agua en medio del desierto, o duele como le duele el sol al hombre que no lo ha visto en años. Yo, particularmente, no lo soporto. No soporto la bondad extrema como no soporto las injusticias en la vida. Y con "soportar" quiero decir, volviendo al principio, que me pesa sobremanera, y eso es hermoso, pero no quita que pese. Una dosis de bondad entre tanta mierda... como, de nuevo metáfora lumínica, como un haz de luz que aparece sin avisar en la oscuridad.
No, la soledad no es algo malo, sino todo lo contrario: un tesoro. Vaya si no se echa de menos cuando no la tenemos. Siempre que se aprenda a apreciarla y a vivir con ella, porque si no... eso sí que resulta una carga, que se añade al peso del mundo. Mi soledad, como me gusta pensarla, no es la de cabeza baja, sentada en un rincón, no, por favor, menuda mariconada. Me gusta pensar que es la soledad de alguien que mira a su alrededor con la cabeza alzada, vacía la mirada. Es sinónimo de escudo, fortaleza.
O algo así. Y tengo más ideas, pero no sé por qué, me he autoimpuesto el límite de una entrada por día. A ver, fotito:
No se me ocurría qué poner, y creo que todos deberíais saber que tengo un colgante de cuchilla al cual amo con locura, vestigio estético de mi época de "intento de ser emo" (quizás se intuye un poco en mis reflexiones, aunque lo dudo), así como las uñas y los pantalones negros, pero el colgante lo llevo siempre, las uñas, no.
~~
Suena: Nada (¿¡Nada!? Nada).
Estoy: A punto de irme a pasear. A ver si hay suerte y me dejan pasarme por la librería.
Sentencia: "Ser independiente es cosa de una pequeña minoría, es el privilegio de los fuertes", de Nietzsche (juro que ha sido casualidad, estaba buscando proverbios por Internet), peeeeero, como es muy tremendista, os pongo otra para los más optimistas: "La soledad es muy hermosa... cuando se tiene junto a alguien a quien decírselo", de Bécquer, cómo no.
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